Newsletter Nr. 3 – Cataratas – Garganta del Diablo – El Palmar

Naturaleza del Litoral 

Las Cataratas del Iguazú fueron finalmente distinguidas como una de las nuevas siete maravillas del mundo por la fundación “New 7 Wonders”, luego de la votación de más de mil millones de personas de todo el mundo. Se trata de un reconocimiento que da cuenta de su enorme valor paisajístico y ambiental. El anuncio, a fines de 2011, tuvo su acto oficial de presentación el fin de semana pasado. Es el momento perfecto para conocer este monumento de la naturaleza.
Por otro lado, aquellos que cuenten menos tiempo para viajar o que estén en plan de un programa más económico, a pocos kilómetros de Colón, Entre Ríos, el Parque Nacional El Palmar aparece como una opción muy recomendable. Hogar de incontable número de especies de aves y una abundante vegetación de pastizales, flores y, sus protagonistas: las palmeras yatay que protege, el Parque conforma (ya que estamos en modo ranking mundial) uno de los palmares ¡más grandes del hemisferio sur!

Visita a la Garganta del Diablo  

De pie sobre una de sus pasarelas de madera, contemplando los millones de litros de agua del río Iguazú revolviéndose hipnóticamente bajo nuestros ojos, y con el constante y aturdidor sonido de esta enorme maquinaria hidráulica de la naturaleza funcionando, nos vemos inmediatamente sumergidos en el paisaje sensorial que ofrecen las Cataratas. Ubicadas al noreste de la provincia de Misiones, a poco más de 15km. de Puerto Iguazú, conforman el eje central del Parque Nacional que fue creado en 1934 para proteger la biodiversidad autóctona y la imponente belleza del predio de casi 70 mil hectáreas de selva subtropical. Con el actual reconocimiento de “New 7 Wonders”, se redobla la apuesta que promueve el turismo sostenible y el desarrollo económico y social, impulsando programas de educación y consciencia ambiental.

Existen distintas formas de recorrer los más de 260 saltos de agua de entre 50 y 80 metros de altura que conforman el conjunto de cascadas. En principio pueden distinguirse los dos paseos principales, que proponen caminatas de entre una y dos horas por las modernas pasarelas que atraviesan el paisaje en todos sentidos. El Circuito Superior, de aproximadamente 700m, ofrece la mejor panorámica del lugar: viendo las caídas de agua y el delta del Iguazú desde los distintos miradores y descansos que aparecen en el camino. El Circuito Inferior, por otro lado, nos pone en contacto directamente con el río y el vapor que resulta de la rompiente de cada salto. Es un camino más largo y de accesibilidad un poco más limitada, pero se convierte en una experiencia única.
El Tren ecológico de la Selva es uno de los transportes preferidos para moverse por el lugar, además de las excursiones en jeep, otro clásico para los más aventureros. Con tres estaciones en 14km de recorrido, el punto final es nada menos que la Garganta del Diablo: ese apabullante anfiteatro natural, comunión de más de 150 metros de cascada con una caída de 80 metros de altura, que convoca a miles de turistas cada año. Asimismo, se trata de la frontera geográfica con Parque Nacional do Iguaçu, del lado brasilero de las cataratas, que tampoco puede dejar de visitarse.

Por último, y manteniéndonos en las orillas del Iguazú (aunque adentrarse a la selva para conocer toda su flora y fauna autóctona, no pueda obviarse tampoco), las salidas en gomón permiten llegar hasta la Garganta del Diablo y el Salto San Martín y verlas desde abajo. Una excursión adrenalínica que nos permite culminar la experiencia completa del viaje, bien de cerca, empapados con las aguas del río.
Un dato a tener en cuenta: considerando que hay tanto para hacer, el Parque ofrece una bonificación del 50% de descuento para aquellos que saquen el pase para un segundo día consecutivo de visita a las Cataratas.

Un safari por El Palmar  

Ubicado a 45km de la ciudad entrerriana de Colón, y a 365 de Capital Federal, el Parque Nacional El Palmar abarca un territorio de unas 8500 hectáreas repartidas entre su acceso principal sobre la ruta 14 y el río Uruguay. Fue creado en 1966 para conservar este particular ecosistema de sabana, donde las palmeras yatay (las más altas crecieron hasta 18 metros en ¡300 años!) emergen como curiosos picos, y más de 250 especies de aves (el simpático pájaro carpintero, por ejemplo), animales pequeños como la vizcacha, zorros y lagartos overos, entre otros, conviven libremente en el predio que rodea el camping, restaurant, la Intendencia del Parque y la playa a orillas del río.

Para aprovechar al máximo el paisaje sin perturbar el hábitat natural de toda esta flora y fauna autóctona, existen circuitos muy bien señalizados para recorrer a pie o en auto. Entre sus cuatro senderos vehiculares están el del Mirador, que conduce al arroyo El Palmar; el del arroyo Los Loros, que atraviesa 2km de monte y es ideal para realizar mountain bike; y el sendero que termina el en río Uruguay y que, mediante un desvío, permite llegar a las ruinas históricas de la Calera Barquín, cuyas construcciones datan de fines del siglo XVIII, y pueden verse restos de los hornos de cal viva que se utilizaban durante la época colonial.
De cada uno de estos recorridos se desprenden también los trayectos más cortos para hacer a pie, en bicicleta o a caballo, como aquel que conduce al mirador La Glorieta y el sendero Yatay, todos rodeados de esta selva agreste. Nada mejor que salir preparados con cámara y binoculares en mano, para retratar a cada paso la aparición de ñandúes y zorros de campo, haciéndose paso entre pastizales, arbustos y árboles típicos de la zona como los arrayanes del norte, el ñandubay o los algarrobos y quebrachos blancos.

Esperar la caída del sol en El Palmar tiene un efecto confortante que acompaña al paisaje. Cómo termina cada jornada en el Parque y la naturaleza se transforma para prepararse para la noche. Momento ideal para abandonar el predio y volver a la siempre encantadora ciudad de Colón, que con su puerto, costanera y los cientos de hospedajes y restaurants, nos esperan para despedir el día con una buena comida y un buen último descanso antes de emprender el viaje de vuelta a la rutina.